Mejorando la seguridad

Una de las principales razones por las que las personas optan por vivir en condominio es por la seguridad que esperan que haya o que les proporcione el complejo.
Lógicamente cuidar el perímetro es esencial en materia de seguridad. Se suele dar mucha importancia al ingreso, pero cuidar la salida es igualmente importante, para que los bienes hurtados o robados no salgan por la entrada principal sin que nadie lo sospeche.
Construir una comunidad segura requiere de prácticas que incentiven la seguridad.
Algunas de estas prácticas útiles son:
Controles de ingreso menos sujeto a decisiones personales: Es frecuente que se permita la entrada de visitas sin anunciar, o que ingresen a pesar de prohibiciones. Además, las listas de residentes o protocolos de ingreso desactualizados son un mal de extendida presencia, lamentablemente. El trabajo conjunto de los condóminos y la administración con la seguridad para crear manuales se pierde, sin embargo, por la intervención del juicio personal de los oficiales, ya sea porque deciden no cumplir el protocolo o porque desconocen qué hacer ante casos nuevos y prefieren (o a veces se ven obligados) decidir por sí mismos.
Es una buena práctica invertir en sistemas que reduzcan este espacio de decisión personal al mínimo y exijan controles difíciles de esquivar como códigos, reconocimientos faciales, y hasta aplicaciones de seguridad que usen el teléfono celular de quien ingresa.
Entrenamiento repetido: Es conveniente diseñar pruebas imprevisibles para verificar el conocimiento y cumplimiento de los oficiales de seguridad de los protocolos. Evidentemente, deben de ir acompañadas de consecuencias por su incumplimiento, así sea de horas de educación a costa de la empresa o de sanciones en casos extremos.
Deslindar y divulgar responsabilidades legales y contractuales: En caso de un delito siempre hay un primer responsable: el delincuente que cometió el delito. La responsabilidad de las empresas de seguridad, de las administraciones y hasta del condominio mismo no es un fondo contra el que se gire en cualquier caso que se alegue o sufra un robo o hurto. Evidentemente si hubo negligencia podrán sentarse responsabilidades, pero no en todos los casos.
Las responsabilidades y los eventos cubiertos por seguros deben ser muy claramente comprendidos y divulgados para no crear falsas expectativas de indemnizaciones hasta por conductas negligentes de residentes (como dejar contantemente abierta la puerta principal de un edificio residencial). En el momento que se entienda esto, la reacción debería ser la de dejar los vehículos cerrados, las bicicletas aseguradas con cadenas o dentro de la residencia, y colocar cámaras de vigilancia, entre otras medidas de protección personal.
Construir comunidad: Hace algunos años vi en un barrio, a altas horas de la noche, dos hombres de ropas oscuras y algo sucias, cargando una televisión enorme envuelta parcialmente en una alfombra y entrando con ella a un lote baldío. La delincuencia normalmente no es así de obvia. Nadie sospecha nada de quien parece ser vecino, pero no lo es. Y justamente parece ser vecino porque nadie sabe quiénes son sus vecinos. Saber quiénes son sus vecinos, sus nombres y una idea general de sus rutinas básicas de vida no es una invasión de la privacidad.
El beneficio de crear esta comunidad segura es económicamente tangible en sus bienes, y quién sabe, tal vez hasta conozca gente que le aporte cosas maravillosas a su vida.

Lic. Ignacio Alfaro Marín
Abogado especialista en condominios y propiedad horizontal
Doctor Condominio
Costa Rica

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